Arte romanico

El arte romanico en España es tan solo una variedad regional del estilo arquitectónico, escultórico y pictórico de los siglos XI, XII y parte del XIII, desarrollado en Europa.
Es fruto de la combinación armónica de diversas influencias como la romana, prerrománica, bizantina, germánica, árabe, etc.
Tradicionalmente se atribuyen una serie de características generales al estilo romanico: solidez de la construcción, gran anchura de muros para poder resistir las fuerza y tensiones de la estructura, uso del arco de medio punto y bóveda de medio cañón, escasez de vanos, tendencia a la horizontalidad frente a la verticalidad del gótico (aunque esto es bastante cuestionable). Lo más atrayente de este arte es sin duda la combinación de formas arquitectónicas de un gran equilibrio y elegancia, dada su sencillez, sentido de la simetría y el orden y la utilización de escultura de una extraña belleza, muy alejada de los cánones clásicos. Esta escultura es empleada para transmitir mensajes catequéticos y simbólicos a los feligreses que podían "leer" en la piedra las enseñanzas de las Sagradas Escrituras.
En las mejores catedrales e iglesias, las fachadas, tímpanos de las puertas y ventanas, capiteles de columnas y canecillos reflejan todo un apasionante mundo teofánico donde se combinan detallados episodios del Antiguo y Nuevo Testamento con escenas pletóricas de misterio donde aparecen monstruos fabulosos de increíble imaginación que obsesivamente persuaden del peligro del pecado y sus consecuencias. Un motivo recurrente en la mayoría de las grandes iglesias y catedrales de las rutas de peregrinación es el Juicio Final en que Cristo en Majestad (dentro de la mandorla mística) aparece en los Cielos rodeado por el Tetramorfos (representación zoomórfica de los cuatro Evangelistas) dispuesto a hacer justicia entre justos y pecadores. La puerta principal de Conques es, sin duda, una de sus mejores materializaciones.